- Sabes que ese grupo… Sex Pistols. No me gustan – dijo Rojo al parar en el semáforo en rojo.
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo primo? – pregunta Neto.
- Es que creo que en el Z estaba sonando una canción de ellos y no me sentí cómodo en ese momento.
- Pero hemos estado en el Z hace más de una hora Rojo – le recordé.
- Sí… - miraba el semáforo esperando que cambie la luz roja – pero recién acabo de recordarlo.
- Oh – fue lo único que dijimos Neto y yo mientras intercambiábamos miradas de confusión.
- ¿Qué pasó? – Rojo nos preguntó mientras ponía en marcha la camioneta.
- Nada, andas volado – le comento.
- Anoche te pusiste a investigar para una monografía del ciclo pasado Tavo.
- ¿Qué? – miré a Neto confundida - ¿pero qué bicho…?
- Llegué a su casa y lo encontré con los libros regados en la casa del jardín y la laptop en las piernas. Vi los títulos y recordé que estuvo con esos el ciclo pasado así que le pregunté porqué los tenía que usar en este ciclo también…
- Y lo miré confundido – Rojo lo interrumpió para continuar él – pensaba que… no sé qué pensaba, la cosa es que de pronto mi mente retrocedió un ciclo.
- Y ahorita se retrazó como una hora – comenté.
Llegamos a Aviación y se estacionó frente a Polvos Rosados sin previo aviso.
- ¿Van a comprar algo? – les pregunto.
- Yo nada – me responde Neto.
- Yo tampoco – dice Rojo distraído.
- Gustavo ¿Qué pasa? – puse mi mano en su cuello para sentir su pulso lento.
- No lo sé… estoy… ido.
- Yo manejo – le digo.
- Por favor… Gracias Mimi.
- Yo me siento contigo atrás primo, me das miedo Tavo.
- ¡Espera Neto! – mi voz fue un tono más alto de lo usual por el miedo – ¿puedes sacar el auto a la pista? Recuerda que no soy buena estacionando ni des-estacionando.
Los dos se rieron del pánico que me invadió. Neto sacó el auto a la pista y luego se sentó atrás con Rojo. Manejé hasta la casa de Rojo y ahí estaban mis tíos esperándonos porque Neto había llamado avisando que íbamos para allá.
Esa semana Rojo estuvo a punto de perder la cordura ya que casi le da un sourmenage, una crisis de stress, nervios y tensión que hace que el cerebro se resetee y en ocasiones se borre absolutamente todo lo que ha almacenado en los años que lleves de vida. Para mayor explicaciones… esa semana estuvo con los exámenes y entrevistas para irse a terminar los estudios cruzando el charcote.
- Ciertamente debe de ser una joven que no se conforma con lo que le toca.
- Ciertamente…
- Me duele la cabeza Chato…
- ¿Por qué? A las princesas no les duele la cabeza te informo.
- De vez en cuando les viene una jaqueca por no encontrar el vestido adecuado.
- ¡Válgame! Esa sí que es una novedad.
- Me agrada ser la encargada de brindarte un nuevo conocimiento.
- Y por eso le doy gracias al cielo. Todos los días aprendemos algo nuevo.
- Eso lo confirmo todos los días.
- ¿Qué has aprendido hoy alteza?
- Ah… Que en Telefónica son unos ladrones, pero aún no estoy dispuesta a arriesgar a trasladarme de operador telefónico.
- Esa es noticia conocida y confirmada su alteza. Lamentablemente no hay nada que su graciosa majestad pueda hacer al respecto.
- Claro… y solo dejo que vacíen los fondos del reino.
- Por supuesto que no. Ciertas medidas deberán de ser tomadas para castigar ese atrevimiento, pero no se acongoje.
- Bien, no lo haré.
- Ahora, cuénteme princesa ¿Qué vestido le causa tal jaqueca?
- No lo sé, solo está ahí, incompleto, inconcluso… será que no se terminará nunca? Nunca lo podré usar?
- Y para quien lo usaría?
- Exactamente… No hay nadie para quien usarlo.
- Pero lo habrá
- Lo habrá en verdad?
- Por supuesto su majestad, sería de locos creer que no llegue al reino aquel por el que usted deba usar ese vestido que aun no terminan de coser los costureros reales.
- Y si lo uso para aquel que no debo usarlo?
- Todos cometemos errores.
- Chato ya déjate de bromas, de verdad me duele la cabeza…
- Lo se, una crisis migrañosas de aquellas de las que el hombre ya no tiene memoria.
- Sí…
- Uuuu… duele.
- Sí…
- Ibuprofeno? Óleo 31? El antiestrés?
- Todo.
- Y aún te duele la testa?
- Sí…
- Hagamos lo siguiente: siéntate en el piso de tu cuarto y relájate, cruza las piernas en posición de meditación y coloca las manos en pose Buda sobre las rodillas. Vas a prestar atención a tus respiraciones… inhalando y exhalando…
- Ya lo intenté. Creo que yo me estoy provocando el dolor de cabeza o tal vez tenga la presión alta…
- Eso es de viejos.
- 23 años me parece suficiente.
- Habla por ti sola.
- <<…Porque no hay nada perdido que no se pueda encontrar si se busca…>>
- Sense and sensibility… - reconocí la frase mientras Mariana se estiraba en el sofá.
- Cuando el pata ese, el pedófilo, le está leyendo ese libro a Marianne.
No pudimos evitar reírnos del comentario del Chato, andar con nosotras ya le está haciendo daño si es que hasta recuerda los personajes de Austen.
- El Coronel, Chato. El Coronel…
- Ese mismo.
- Y a que se debe que recuerdes esa frase Mara?
- My dearest… - comenzó Mariana teatralmente con un acento inglés – es la frase más inteligente que haya leído en mi vida.
- Ok. Anoche leyó ese libro.
- Más que seguro.
- Tal vez esté con la fiebre de Jane Austen de nuevo.
- Quizá ahora además lea otra vez Cumbres Borrascosas para completar a Austen.
- Y no te olvides de Orgullo y Prejuicio.
- Y el libro Mili, ese que tiene varios relatos de Austen…
- Cómo olvidarlo Chato. Imperdible querido ¡imperdible!
- ¡Bah! Ya cállense ustedes dos, no me gusta cuando se ponen así.
- ¡Oh Edward! Cuánto te amo ¡pero no puedo demostrarlo! – en un giro más que teatral me paré del reclinable y fui al lado del Chato.
- Elionor, si sólo pudiera decirte que te amo y no solo demostrarlo ¡pero no puedo! – Chato me jaló y me sentó en sus piernas – Ms. Steel… a ella le prometí matrimonio antes de conocernos ¡Soy un hombre de palabra Elionor!
- Ay, ya cállense que me tienen harta…
- ¿Harta?
Chato me mira y decide seguirme la corriente.
- What does “harta” means my dearest? – me pregunta Chato.
- I simply don’t know my love.
- Oh well, she must be really tired then… she’s inventing words! – Mara nos mataba con
- Indeed my love, it’s already too late for her, she must go to bed immediately.
- I can’t agree more my love, she needs to rest.
- Thank you dear.
- You welcome my love.
